domingo, 15 de agosto de 2010

El dulce secreto de Tomomi

Por Viviana B. Monsalve

Cocinar nació como una necesidad, pero poco a poco se fue llenando de placer. Recuerdo mis días de almuerzo en las calles de La Candelaria- Bogotá. En teoría, hay más de mil restaurantes con diferentes sabores, precios y tipos de cocina. Sin embargo, no es fácil encontrar algo que se ajuste al gusto y al bolsillo, bajo la premisa de poder satisfacer al paladar de manera saludable. Mi lugar preferido, un restaurante ubicado en la calle 10 con carrera 4, cuya especialidad de la casa es pechuga de pollo rellena (con tomates secos, aceitunas, champiñones, o berenjena). El restaurante tiene la particularidad de estar ubicado en una casa antigua y ser atendido por una pareja de abuelitos (una mujer fuerte y dominante, con su esposo dulce y paciente), que dan un balance perfecto para sentirse en casa (en especial para mí, que vengo de una familia tradicional de Santander). Además, el restaurante tiene una barra de ensalada o la posibilidad de seleccionar una sopa de cebolla, lenteja o tomate, como acompañante perfecto.

Pero, siendo realista, era imposible para mi bolsillo ir todos los días a comer pechuga rellena. En ese entonces lo único que sabía cocinar era pasta. (Con crema de leche, cebolla y atún). Vivía en el Barrio La Candelaria, en una casa del siglo XIX conocida como El Ventorrillo, con un bello jardín común y un vecino que le encantaba escuchar opera, lo cual le ponía un toque de misterio al lugar. De vez en cuando, el plan de medio día de algunas amigas y amigos de judicatura de la Corte Constitucional, era ir a mi casa a cocinar. Empezaba como un plan de cuatro personas y al final llegaban alrededor de 10, la mayoría sin invitar, pero siempre bienvenidos.

Volviendo al punto de cocinar como una necesidad, voy a introducir mi receta del día: pasta con salmón.


Lo indispensable: pasta y salmón, salsa de soya.

El toque perfecto de sabor: aceite de ajonjolí y jengibre.

El secreto: azúcar.

La receta me la enseñó Tomomi, una japonesa, compañera de clase en mi primer curso de ingles (nivel 1, verbo to be). Con esta receta empezó mi gusto por la cocina oriental y descubrí un mundo de nuevos sabores. En ese entonces, mi capacidad de comunicación en la cocina simplemente apelaba a la utilización universal de los gestos y las señas (que entre el mundo oriental y accidental no son tan cercanas, pero al final nos entendíamos). Actualmente, mi vocabulario en culinaria tampoco es muy amplio. Sin duda, la cocina es como el amor, no necesita de muchas palabras, pero nos da mucho placer.

La pasta depende del gusto, en mi caso prefiero una pasta plana y suave (si se puede conseguir noodles, es perfecto). Poner a hervir la pasta con un poco de aceite de ajonjolí y sin sal. Mientras tanto, se va arreglando el salmón (lavarlo, quitarle el cuero, cortarlo en pedazos medianos y untarlo con jengibre) y poner a sofreírlo con un poco de aceite de ajonjolí y verter al final, un tris de salsa de soya. Una vez se tiene lista la pasta y el salmón, se vierte en un salten grande, un poco de aceite, salsa de soya, después la pasta y el salmón. Se revuelve un poco y se agrega azúcar al gusto. La idea es encontrar un punto perfecto entre el sabor de la salsa de soya y el azúcar, luego recomiendo revolver en un vaso aparte (alrededor, de dos cucharas de azúcar, para media taza de salsa de soya).

La receta también aplica con arroz. El secreto es un buen salmón, y por supuesto es tratar de encontrar el sabor entre el aceite de ajonjolí, la salsa de soya y el azúcar; sin utilizar sal. También se le puede agregar cebolla y ajo, al gusto. Recomiendo acompañar la pasta con un ensalada con pepino, zanahoria, con ajonjolí. Simplemente, la receta es perfecta para el almuerzo o para cenar, en grupo o en pareja, con arroz o con pasta, el punto es encontrar el placer en el salmón.

Gracias a Tomomi encontré nuevos variaciones para la pasta y además nuevos sabores provenientes de la cocina oriental, donde el azúcar tiene su protagonismo. Al igual, el jengibre como un acompañante perfecto para ensaladas, pescado y además bastante saludable.

Un beso, sin foto.

Viviana B. Monsalve

4 comentarios:

  1. Vivi, felicitaciones por este blog tan cool.. de seguro la cocina ha mejorado desde aquellos momentos en la Candelaria... jajaja.... yo si nunca he degustado un platillo tuyo, pero espero que lo pueda hacer pronto =) ... a Te la podriamos involucrar, ella como que si le jala a la cocina... Bueno felicitaciones =)

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  2. Un texto muy delicioso en su lectura Vivi, la comida tiene mucho que ver con el sabor, las texturas, los aromas; pero también con la presentación. Por eso te felicito por tu foto divina y sexi...

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  3. Muy bien Vivi, suena muy exótica tu receta, espero la prepares para mí cuando visites nuestras tierras bumanguesas, un abraso y saludos a Tomomi!!!

    Marco

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  4. Bueno, como no probè las pastas de los tiempos de la Corte, espero tener la oportunidad con estas de salmòn (que me encanta!!!) ... así que cuando digas. Muy rico leerte y mejor será probar la receta.

    Andrea Carolina

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